Durante mucho tiempo, y aún hoy mucha gente considera a los conejos como roedores cuando realmente no lo son, son lagomorfos.
Esto los diferencia de los roedores en su dentadura: mientras que los roedores (hámsteres, ardillas, jerbos...) tienen solo un par de incisivos, los lagomorfos (conejos, liebres y picas) tienen dos pares de incisivos (los que solemos ver) y otro par que les hacen de muelas. Además los dientes de los lagomorfos están cubiertos de un esmalte que no tienen los roedores. En ambas familias de animales los incisivos están en continuo crecimiento y no desgastarlos puede ocasionarles enfermedades.
Maloclusión de los incisivos:
La maloclusión de los incisivos es de fácil diagnóstico, ya que son dientes visibles. El crecimiento desmesurado de estos dientes dificulta que nuestro conejito pueda coger la comida y cortarla con facilidad, lo que acabará con problemas de desnutrición, en los labios, en las encías... Para tratar esta enfermedad se deben limar y cortar los incisivos, o en el peor de los casos arrancar de raíz.
Maloclusión de los molares:
Consiste en el crecimiento excesivo de las muelas y puede dar lugar a los mismos problemas que la maloclusion de los incisivos. En muchos de los casos podremos apreciar que a nuestro conejito le sale un bulto en el cuello a modo de papada (y sabemos que no es porque tiene sobrepeso) esta es una clara señal de que tiene infección en su dentadura.
Los problemas dentales tienen varios orígenes: pueden ser hereditarios, ocasionados por un mal desgaste o por traumatismos.
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